El universo de la Cúpula.

«En el círculo se confunden el principio y el fin», Heráclito de Éfeso (S. VI-V a.C).

Muchas de las culturas antiguas que nos han precedido se han servido del lenguaje simbólico para dar una explicación a preguntas de las cuales no encontramos respuesta desde un punto de vista racional. El símbolo ha sido utilizado desde antiguo para expresar una imagen, idea o concepto que trasciende a nosotros mismos. Uno de estos símbolos utilizados es el círculo que se cierra sobre sí mismo representando lo absoluto, la perfección, estableciendo así, una relación entre lo espiritual y lo material.

Por tanto, el círculo ya era usado por estos hombres de la antigüedad, bien para la realización de cabañas, para la arquitectura funeraria o para acotar espacios sagrados. El ejemplo de cabaña neolítica que mostramos a continuación, nos da una idea de cómo debían ser los poblados de esta época, formados por cabañas circulares dispersas donde se haría la vida. Este ejemplo es la única cabaña neolítica conservada en la Comunidad Valenciana, lo cual aporta un especial interés a este yacimiento arqueológico.

La utilización del círculo también lo encontramos en las más antiguas arquitecturas hipogeas. En nuestra entrada destacamos el Tholos de El Romeral y el Tesoro de Atreo. Ambos ejemplos están formados por un corredor y dos cámaras (una para albergar los restos humanos y otra para las ofrendas). La cámara principal posee una falsa cúpula a base de hiladas concéntricas.

Por último, El Cromlech de Stonehenge, nos muestra un espacio circular cuya finalidad no queda muy definida por los historiadores, aunque parece ser que se utilizaba como templo religioso, monumento funerario u observatorio astronómico que serviría para predecir las estaciones.

cabaña neolitica y stonehenge unido

Restos de una cabaña neolítica en el yacimiento arqueológico de la Illeta dels Banyets en El Campello  (IV milenio a.C.), provincia de Alicante, España. Cromlech de Stonehenge (finales del Neolítico), (dcha.). Inglaterra.

Tholos de El Romeral unido

Exterior e interior del Tholos de El Romeral en las cuevas de Antequera, Málaga. (En torno al 1800 a.C.). España.

El Tesoro de Atreo unido

Exterior y cúpula de El Tesoro de Atreo en Micenas (S.XIII a.C). Grecia.

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Casa de labranza o Bombo característico de La Mancha, construido con piedra seca apilada, cubriendo el espacio con una falsa cúpula. Postal de turística, Museo del Carro. Tomelloso, C. Real (S. XX). España.

Si bien es cierto que el origen de estas estructuras abovedadas es más antiguo como ya hemos explicado y también podemos consultar en la entrada que publicamos anteriormente, «Historia de una bóveda», serán los romanos quiénes la llevarán a su máxima expresión. Existe un gran número de edificaciones que contienen una cúpula como elemento de cierre siendo el Panteón de Roma un buen ejemplo de perfección en cuanto a técnica se refiere. En relación al uso de materiales, el más utilizado es el hormigón, pues permite la construcción en altura y sostener grandes esfuerzos y empujes. La cúpula nace del círculo y es una superposición de anillos.

El Panteón de Agripa unido

Grabado de El Panteón de Agripa de Giovanni Battista Piranesi de 1756 (izda.). Interior de El Panteón (dcha.). Roma, Italia.

Las cúpulas tienen una gran influencia posterior, complicándose y aplicando nuevas soluciones constructivas con el paso del tiempo. Así por ejemplo, en el Imperio bizantino, heredero de la tecnología romana, la técnica evolucionará dando lugar a la cúpula sobre pechinas. La pechina es cada uno de los elementos estructurales y constructivos que resuelve el encuentro entre la base circular de una cúpula y un espacio inferior cuadrado o poligonal. Tienen forma de triángulo invertido. Un ejemplo lo encontramos en la imagen de la cúpula del interior de Santa Sofía de Constantinopla, Estambul, Turquía.

El uso de la pechina derivará en la cúpula sobre trompas, muy usada en el Románico de Occidente. Las trompas, por su parte, podríamos decir que tienen forma de concha o bien de abanico, la utilidad es la misma, aunque también en este caso se utiliza para pasar a formas octogonales en vez de circulares. Quizás uno de los ejemplos más conocidos se encuentre en la cúpula de la Iglesia de Santa María de Mave de origen Románico en Palencia, España.

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Interior de Santa Sofía de Constantinopla (izda.). Interior de la Iglesia de Santa María de Mave en Palencia (dcha.).

En este paso del tiempo, vemos cómo las cúpulas se han desarrollado para soportar o contrarrestar unos empujes provenientes de otras partes de la edificación para generar un todo perfecto.

El Renacimiento supone la vuelta a las estructuras clásicas. De entre los muchos ejemplos que existen podemos destacar la cúpula de Santa María di Fiori en Florencia obra de Filippo Brunelleschi, a quien se le asignó la cúpula de la Catedral proyectada como remate del crucero.  A través de los escritos de Giorgio Vasari en su libro: “Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos desde Cimabue a nuestros tiempos”, podemos conocer los viajes que Brunelleschi realizó a Roma movido por su fascinación ante la cúpula del Panteón e incluso afirma que en sus viajes había encontrado el secreto de construir la cúpula según el sistema de los antiguos.

Pero en realidad, la única semejanza entre la cúpula del Panteón y la de Florencia la encontramos en las dimensiones pues ambas tienen casi el mismo diámetro.

Entre las diferencias destacamos el punto de apoyo. La cúpula del Panteón se apoya en los grandes muros circulares, mientras que la cúpula de Florencia fue alzada sobre un tambor octogonal, dejándola completamente en el aire. De ahí su complejidad.

Brunelleschi fue un genio y aquí queda patente. La cúpula de Florencia es uno de los pocos monumentos que se ha considerado perfectos.

Grabado del interior de El panteón de Agripa. unido

Grabado del interior de El panteón de Agripa. Antonio Lafreri, 1564 (izda.). Dibujo del Duomo de Santa Maria del Fiore, 1559. Lodovico Cardi llamado il Cigoli (dcha.).

Interior y exterior de la Cúpula de Santa María di Fiori unido

Interior y exterior de la Cúpula de Santa María di Fiori, Florencia.

Otro genio que traemos a colación es Miguel Ángel Buonarroti, pues también recibe la influencia bizantina para la construcción de la Cúpula de San Pedro de El Vaticano. Entre las referencias tomadas para su realización, destaca la cúpula de la Catedral de Santa Sofía en Constantinopla así como el Panteón de Roma y la cúpula de Santa María di Fiori pues Miguel Ángel también proyecta una doble cúpula como ya hiciera Brunelleschi.

En el interior, la cúpula sobre pechinas tiene forma esférica y se apoya sobre cuatro grandes pilares. La exterior es apuntada como ya hiciera Brunelleschi.

Interior de la cúpula de Santa Sofía de Constantinopla (izda.). Interior de la cúpula de San Pedro de El Vaticano unido

Interior de la cúpula de Santa Sofía de Constantinopla (izda.). Interior de la cúpula de San Pedro de El Vaticano (dcha.).

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Exterior de la Catedral de Santa María di Fiori (izda.). Exterior de la Catedral de San Pedro de El Vaticano (dcha.).

La cúpula seguirá una evolución tanto en su forma constructiva como en los materiales utilizados, y así destacamos el siglo XX con la construcción de cúpulas en hormigón armado y más concretamente la construcción de cúpulas laminares. Los primeros que trabajaron en el campo de las cubiertas laminares, hacia 1924, fueron Dischinger y Finsterwalder. En 1925, en Jena, Dischinger realiza el famoso planetario. En Leipzig (1929) desarrolla el mercado con dos cúpulas laminares.

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 Hormigonado de la cúpula del Planetario de Jena (1925) (izda.). Planetario de Jena. Actualidad. (dcha.).

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Cúpula del mercado de Leipzig (1929) (izda.). Mercado de Leipzig en la actualidad (dcha.). Alemania.

Mención especial también merece la figura de Torroja que en esta época hace la cúpula del mercado de Algeciras (1933). El sistema de cubrición del mercado es una gran cúpula laminar en cuyo centro se abre una claraboya. La transformación de las bóvedas y cúpulas tradicionales, que ya hemos analizado, en estructuras laminares de hormigón armado es una aportación del siglo pasado. El propio Torroja decía que las cubiertas laminares no eran obra de un genio, sino del resultado de un estudio de la evolución anterior de las formas del hormigón armado.

La cúpula cubre un espacio octogonal y descansa sobre ocho pilares situados en cada una de las esquinas, a los que transmite únicamente carga vertical. La carga horizontal se absorbe mediante un anillo octogonal que une los extremos superiores de los soportes.

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Cúpula laminar del mercado de Algeciras (1933) (izda.).  Mercado de Algeciras en la actualidad (dcha.). España. 

No debemos olvidar que la Naturaleza también nos muestra sus «grandes obras arquitectónicas» sin intervención del hombre, pues en diferentes zonas de nuestro planeta encontramos la formación de cúpulas naturales creando paisajes excepcionales y recreando nuestros sentidos. Estas cúpulas naturales se asemejan a las creadas por el hombre, tanto es su aspecto como en una de sus funciones, consistente precisamente en ser un elemento estable, en este caso natural.

Son muchos los ejemplos que podríamos ilustrar, pero hemos hecho una selección de los que más han llamado nuestra atención.

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Gruta de Benagil , Algarve  (Portugal).

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 Glen Canyon, Utah, (Estados Unidos de Norteamérica).

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Monument Valley,  frontera de Utah con Arizona, (Estados Unidos de Norteamérica).

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Yacimiento de Risco Caído, Gran Canaria, (España).

En relación a los sostenimientos de ladera mediante cúpulas, no hemos encontrado ningún ejemplo significativo. Si recordamos nuestras entradas “Y ahora… una de arcos” e «Historia de una bóveda», podemos ver que sí aportamos ejemplos visuales en relación a los sostenimientos mediante estos elementos constructivos. Por eso animamos a nuestros lectores a compartir con nosotros cualquier ejemplo que utilice las cúpulas para evitar desprendimientos en el medio natural.

 

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«Y ahora… una de arcos»

“El arco es el mayor invento tensional del arte clásico… Si la columna es arquitectura pura, el arco es ingeniería; o mejor dicho, -para alejar toda interpretación profesional-, si la columna es arte, el arco es técnica; sin que esto quiera decir, ni que a la columna le falte técnica, ni que el arco sea incapaz de vivísima expresión estética”. Descripción del arco por parte del Ingeniero Eduardo Torroja (1899 – 1961), en su libro Razón y ser de los tipos estructurales, Cap. VII, pág. 91.

En esta entrada haremos un breve recorrido por la historia del arco para entender su utilización en los sostenimientos más recientes.

Se trata de un elemento estructural usado en arquitectura desde la antigüedad. Su aparición se vincula a las civilizaciones de Mesopotamia y a la cultura del Valle del Indo. Se utilizó en el Antiguo Egipto (en el interior de las pirámides), Asiria, Etruria y más adelante en la Antigua Roma cuyos arquitectos aprendieron su uso de los Etruscos. En un principio los arcos se utilizaban en obras subterráneas y de drenaje. Serán los romanos quienes los utilicen de forma generalizada en obra civil y en edificios monumentales. Su evolución se basa en el uso de los materiales disponibles, las nuevas herramientas, el perfeccionamiento de las técnicas y el conocimiento de su funcionamiento.

Tradicionalmente un arco está compuesto por piezas (hechas de piedra tallada, ladrillo o adobe). Estas piezas reciben el nombre de dovelas y trabajan siempre a compresión.

En cuanto a su ubicación, podemos encontrarlo tanto exento (en palabras de Torroja: “el arco de piedra, como el de ballesta, va siempre unido a la idea de esfuerzo por resistir, de salto por dominar la distancia. Por eso el arco, que también es monumento, es el elegido para proclamar los honores de la victoria.” Razón y ser de los tipos estructurales, Cap. VII, pág. 91), como integrado en el muro. Esta integración del arco en el muro, permitió a estas culturas abrir huecos o vanos en el paramento mural y a su vez cubrir grandes luces con ladrillos y mampostería. El arco integrado en el muro funciona como arco de descarga. Por tanto, podemos considerar como antecesor de los arcos al triángulo de descarga.

El triángulo de descarga es de influencia micénica y egipcia y su funcionamiento se basa en la generación de un “arco” de esfuerzos en el interior de la masa que lo forma.

Un buen ejemplo lo encontramos en la cultura micénica cuya arquitectura defensiva desarrolla grandes murallas construidas por grandes piedras sin argamasa, en cuyas puertas se generan los triángulos de descarga mencionados anteriormente mediante la disposición de sillares por aproximación de hiladas. Un ejemplo característico es la Puerta de los Leones que es la gran entrada a la ciudad. Este elemento también se ha usado en la arquitectura románica en occidente más concretamente en el tímpano de los pórticos manteniendo la misma función.

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La Puerta de los Leones, Micenas (izda.). y tímpano de descarga del pórtico de Sta. Mª la Real, Sangüesa, España (dcha.).

Ejemplos de arcos podemos encontrarlos en las siguientes imágenes.

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Puerta de Isthar en Babilonia, S.VI a.C., actualmente en el Museo de Pérgamo, Berlín, Alemania (izda.). Coliseo de Roma o Anfiteatro Flavio S. I d.C. Italia (centro.)  y  Acueducto de Segovia, España (dcha.).

Como hemos indicado anteriormente, será Roma quien lo utilice con mayor asiduidad y lo difundirá por distintas regiones del Mediterráneo. El arco utilizado es el de medio punto. Este elemento constructivo también tendrá una evolución en la historia dando lugar a los diferentes tipos de arcos que conocemos:

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Tipología de arcos, tomado de Diccionario visual de términos arquitectónicos.

En la Edad Media, en el Románico, el arco de medio punto se seguirá utilizando como vemos en la siguiente figura.

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Santa María de Eunate, Muruzábal, S. XII (Navarra), España.

Pero será en el Gótico, cuando se desarrolle el arco apuntado, dotando a la construcción y al propio arco de una verticalidad mayor siendo los empujes laterales menores.

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Catedral de Santa María y San Julián de Cuenca, S. XII. España.

A partir del Renacimiento (S. XV y XVI) surgen diferentes teorías sobre el funcionamiento y comportamiento de los arcos (Leonardo Da Vinci es un ejemplo). Dichas teorías quedan recogidas en los diferentes tratados de arquitectura de la época. Como ejemplo podemos citar a León Battista Alberti que publicará el primer tratado sobre Arquitectura de esta época: De Re Aedificatoria (1485), Andrea Palladio publicará la primera edición de I quiattri libri dell’Architettura (1570), entre otros estudiosos, sin olvidar la reedición que se hará de los Diez Libros de Arquitectura de Vitrubio.

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Página de la obra de Palladio donde estudia la solución romana de soporte con pilar y columna jónica adosada y elemento sostenido con arco y dintel.

El arco seguirá su evolución durante los siglos posteriores, en función de los estilos y técnicas de cada época.

En la Revolución Industrial (segunda mitad del XIX), el perfeccionamiento de las técnicas de fabricación del hierro, permitió su uso como material estructural. Con este material se construirán arcos unidos también al uso de otros materiales como el acero laminado, el hormigón armado o el cristal.

En la siguiente imagen se utilizaron materiales como el hierro y el cristal para la cubierta, sobre un espacio realizado en piedra y ladrillo. Fue la primera vez que se usaron en España el hierro y el cristal en un edificio no industrial. En este edificio podemos apreciar muy bien las diferentes arcadas de hierro.

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Palacio de Cristal en el Retiro, 1887, Madrid. España.

En el siglo XX los nuevos materiales, hormigón y acero, sustituirán a la piedra como material estructural y los arcos se harán de estos materiales.

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Museo de arte romano de Mérida, 1986 (izda.). España. Y puente de Salginatobel, Suiza, 1929 (dcha.). 

En el siglo XXI todavía se construyen arcos. Un ejemplo lo encontramos en las construcciones de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

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L’Umbracle, Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia en España.

En el sostenimiento en laderas, el uso del arco es a través de arcadas adosadas que consisten en una sucesión alineada de arcos. Si los vanos de los mismos están macizados forman un muro. Esta disposición permite la sustentación de una carga alienada mediante elementos puntuales, pilares o columnas, reduciendo así la cantidad de material necesario.

Como ejemplo de estos usos son las galerías, atrios y claustros existentes en los templos cristianos destinados a soportar una cubierta de un espacio abierto al exterior.

Otro ejemplo son los acueductos o puentes. El alineamiento puede ser recto o curvo, permitiendo adaptarse al terreno o construir edificios de planta circular como teatros, anfiteatros o ábsides.

Acueducto de Los Milagros, al fondo y en primer plano puente romano so el río Albarregas, Mérida

Acueducto de Los Milagros, al fondo y en primer plano puente romano sobre el río Albarregas, Mérida. (España).

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Anfiteatro de Flavio, S. I, Roma en Italia. Vista aérea del coliseo romano donde se aprecia el muro de fachada conservado, formado por una sucesión de arcadas, que envolvía las gradas y estaba destinado para soportar la cubierta retráctil.

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Plaza de toros de Valencia, 1861. Reproducción de una postal de Durá, mediados S. XX, y ábside fortificado de la iglesia de San Pedro, S. XV, en Cuéllar, sustenta la cubierta y un adarve o paseo de ronda de la muralla a la que estaba adosada. Ambos ejemplos en España.

En ocasiones las arcadas se integran en el muro como refuerzo del mismo. Estas arcadas se construyen con un material más resistente y costoso. Esto permite reducir la calidad del material de cierre, y además permite la apertura de huecos en el muro al crear caminos preferentes de tensiones.

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Detalles de los arcos de refuerzo en el Panteón de Agripa, Roma.

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Mercado de Trajano (izq y centro) Vía Biberatica, Roma (Italia). Detalle de arcos de fábrica de ladrillo del Museo Nacional de Arte Romano, Mérida. (dcha.). (España). 

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Paño de la muralla del Castillo de Ainsa, Huesca (S. XVI), construida mediante un muro de arcada adosada que sostiene el adarve y da refuerzo a la misma (izq) . Arcadas adosadas al talud, formando parte de las murallas de Palma de Mallorca (S. XI) (dcha.). Ambos en España.

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Acantilado de Tropea, Calabria, Italia, sostenido mediante arcadas adosadas.

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Localidad de Gordes, Provenza, Francia, arcadas adosadas para el sostenimiento del talud.

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Iglesia rupestre de Saint Cristofol de Peyre, (S. XI) donde se pueden ver arcadas adosadas en el muro de cerramiento de fachada y en el interior formando el coro, Francia.

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Sostenimiento mediante muro y arcadas adosadas en la ladera del emboquille del túnel hidráulico de la C.H. Millares, Millares, Valencia. España.

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Templo de la Sibila (S. I a.C.), Roma. Sostenimiento mediante arcadas y muros del cantil sobre el que está construido. Oleo de François-André VINCENT 1773, fotografía actual y fotografía de Giacomo Caneva, 1850.

En íntima relación con el arco, y en concreto con el de medio punto, encontramos otro elemento constructivo de suma importancia para entender los sostenimientos. Nos estamos refiriendo a la bóveda que veremos en una próxima entrada.

 

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¿Sabías que…?

¿Sabías que el uso de las redes de alambre como las que se utilizan actualmente en los sostenimientos tienen su origen desde muy antiguo? Y, ¿Qué el impulso en su utilización se dio sobre todo en la industria armamentística?

Como ya vimos en la entrada que explicamos; ¿Sostenimientos? ¿Qué es eso?, los sistemas pasivos y activos, son un elemento que detiene o retiene el material rocoso, siendo hoy día las mallas y redes metálicas unos de los sistemas más utilizados, cuyos orígenes podríamos encontrarlos en los enrejados metálicos.

El uso de enrejados metálicos es muy antiguo y está muy relacionado con el textil, el manejo de los metales preciosos y la joyería. La necesidad de cerrar un espacio con el menor uso de material y de manera resistente, tuvo su origen, como tantas otras técnicas, en el uso de fibras tejidas para hacer ropas o cestos ya conocidos desde el Neolítico.

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Ejemplo de cestos y telar neolítico.

El entrelazado de ramas o cañas y posteriormente su unión mediante cuerdas o fibras, conformó los primeros enrejados, que posteriormente con el conocimiento de la forja de hierro permitió, como medida de seguridad, el desarrollo de rejas para el cierre de puertas y ventanas.

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Entrelazado de cañas y reja de hierro.

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Reja de elementos naturales y fotografía de principios del S. XX de la reja del coro mayor de la Catedral de Toledo (España), realizada por Fco. de Villalpando S. XIV.

El uso de los metales preciosos como el oro o la plata lo conocemos desde la antigüedad y tienen en común, entre otras cosas, ser metales muy maleables y dúctiles lo que permitió trabajarlos desde muy temprano. Una de las principales y más antiguas técnicas en orfebrería consiste en el trefilado, que es el estirado de una barra de metal en frío para obtener un alambre al hacerlo pasar por un orificio de menor tamaño. Con este alambre de oro o plata se hace la filigrana, que es otra técnica utilizada por los orfebres consistente en fabricar joyas con alambres muy finos entrelazados, dando un aspecto de encaje o entramado vegetal a la pieza final. Estas técnicas se consideran el punto de partida de los alambres y cables, y por tanto de las redes de alambre y de cable usadas actualmente en los sostenimientos y que veremos en entradas posteriores que publicaremos.

Con los alambres también se han creado joyas mediante el arrollamiento como es el caso de las torques.

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Tesoro de Snettisham y detalle de la Torques de Snettisham, siglo I a.C.  actualmente en el Museo Británico (izquierda y centro), y Torque de Burela, Galicia, España (derecha).

 

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El Gálata moribundo, una copia romana en mármol de una obra Helenística del siglo III a C. Museos Capitolinos, Roma y detalle del mismo.

A continuación os dejamos unos preciosos ejemplos de piezas de joyería con filigranas antiguas.

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El tesoro de Carambolo, imagen de la izquierda, es un conjunto de varias piezas de origen fenicio halladas en 1958 en el cerro de El Carambolo en el municipio de Camas, en Sevilla, España. Su datación oscila entre los siglos VII-V a.C. Como observamos en la imagen presentada, algunas de sus piezas tienen un trabajo muy minucioso de filigrana.

En el centro mostramos un ejemplo de pendientes y colgante de filigrana de la ciudad de Cuttack que se considera una de las ciudades más antiguas del estado de Odisha en India. Estas piezas están hechas con finos hilos de oro y plata.

Y a la derecha un arete de oro en filigrana, proveniente de la Cultura Sinú o Zenú, 500 a 1.000 d.C. en el Museo chileno de Colchagua.

Con el desarrollo del hierro, otro uso que se le dio fue la confección de cotas de malla como protecciones personales en la guerra, que se puede considerar el antecedente directo de las mallas flexibles metálicas, redes de cable y anillos.

Precisamente la confección de cotas de malla mediante anillas entrelazadas, constituidas con alambres de acero es la primera relación que tenemos del uso de elementos metálicos lineales para la confección de mallas metálicas flexibles de las que también hablaremos más adelante en nuestro blog.

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Detalle de cota de malla formada por anillos de alambre, artesano loriguero fabricando una cota de malla S. XV y soldado romano con cota de malla, Sarcófago romano S. III.

La cota de malla es uno de los tipos de protección metálica más utilizada en un principio como protección corporal en Europa Occidental, aunque fue también empleada en el Próximo y el Lejano Oriente. Se trataba de un tejido flexible de metal y ligero de peso. Se atribuye su invención a los celtas en el siglo V a. C. y fue adoptada por las legiones romanas, bajo el nombre de lorica hamata, al menos para las clases más pudientes en un principio, extendiéndose su uso posteriormente a toda la legión. Estas mallas también las podemos apreciar en la representación artística que mostramos a continuación donde se recrea una de las batallas de la caída del Imperio Romano de Occidente en el S.V d.C.

caida del imperio romano de occidente

Obsérvese el detalle de la indumentaria.

Las cotas de malla, o mejor sus técnica, se sigue utilizando hoy en día como elemento de seguridad en trabajos que requieren el uso de utensilios afilados, tal es el caso de de los carniceros, pescaderos,… que utilizan guantes y petos realizados con esta técnica para garantizar su seguridad en caso de cortes.

Malla carnicero unida

A lo largo de la Historia, fueron muchas las técnicas específicas usadas para construir las mallas, pero básicamente todas emplean una alternancia de anillos cerrados durante el proceso de fabricación mediante un remache, que engarzan al menos otros cuatro (dos de la fila superior y dos de la inferior) cerrados previamente mediante soldadura o (en la Edad Media) estampado. Una mayor densidad de la cota se consigue manteniendo el diámetro de los anillos, pero aumentando el grosor del alambre.

La práctica totalidad de las cotas conservadas son de hierro -no acero-, a veces con una o dos filas de anillos de bronce en cuello o bordes con finalidad decorativa; sin embargo algunos descubrimientos aislados (Baginton, Grosskrotzenburg, Pontoux,…) indican que hubo algunas cotas de bronce en la Antigüedad, además de la más famosa de todas, Mithril, pero esa es ya otra historia 🙂

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Original y copia de la cota de malla de Mithril.

 

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El sostenimiento de la vida

No estamos aquí ahora para contar la historia geológica de la tierra, ni la aparición de los primeros humanoides en nuestro planeta. Vamos a explicar cómo el impacto de las construcciones humanas modifica el relieve para adaptarlo a nuestras necesidades y la existencia de los sostenimientos como necesidad social. Y, al revés, cómo las laderas con vida geológica, no estables, inciden en nuestras vidas cuando colocamos nuestras viviendas y obras cerca.

Con las palabras de Jean Nouvel, arquitecto y diseñador francés, “cada nueva situación requiere una nueva arquitectura”, queda resumida el resto de nuestra entrada. Pues, como veremos, la arquitectura, la ingeniería, la técnica, se van complicando cada vez más en función de las necesidades surgidas por las cosas que hacemos los seres humanos. Y es por ello por lo que los sistemas de sostenimiento cada vez serán más evolucionados y complejos. Y mejores.

¿Quién no ha oído hablar de las construcciones trogloditas? Podemos decir que son uno de los puntos de partida de la arquitectura y de los primeros sistemas de sostenimiento.

A lo largo de la historia han tenido diferentes funciones (refugio, vivienda, neveros, tumbas,…). En un principio estas cuevas eran de origen natural utilizadas para refugiarse de las inclemencias del tiempo o protegerse de animales salvajes y crear un hábitat cómodo y seguro.

La arquitectura comienza a generarse in situ en las cuevas, para crear espacios perdurables en el tiempo. Aprovechando las grutas propias de la formación rocosa, se crearán construcciones con diferentes dependencias para la vida. Estas construcciones se suelen horadar en rocas blandas como tobas, travertinos o calizas blandas y suelos fáciles de excavar, ya que tienen un alto coste de mano de obra.

Se trata de obtener espacios de uso vaciando el terreno. Esto a veces provoca una inestabilidad de las fuerzas existentes en el terreno que se debe compensar o reconducir mediante elementos arquitectónicos como columnas, pilares, pilastras, tirantes, apeos, bóvedas, muros, etc., que de la misma manera funcionan en los casos de sostenimientos de laderas, como veremos en otras entradas que publicaremos.

Con el paso del tiempo, la humanidad empezó a utilizar estos espacios para conservar alimentos recolectados, y cuando evolucionó su pensamiento simbólico y su conciencia de uno mismo y de los demás, pudo plasmar sus hazañas en las paredes de estas cavernas a través de pinturas generadas con materiales orgánicos cuyo legado ha perdurado a lo largo del tiempo y nos han llegado a nuestros días.

Inherente a la evolución, está la imaginación humana que va siempre por delante de las herramientas disponibles, pero es el motor para la búsqueda y desarrollo de nuevos descubrimientos en estos campos.

Un ejemplo que aprovecha el relieve natural para crear un hábitat seguro lo encontramos en la ciudad troglodita de Pantalica en Sicilia (Italia) cuyos espacios fueron excavados hace 3000 años.

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Vista general de viviendas excavadas en la roca en Pantalica. Sicilia. Italia.

Sin duda, estas cuevas-refugio en un principio y cuevas-casa posteriormente,  se seguirán usando con una función diferente en la edad de los metales. Son los llamados hipogeos.

Un hipogeo  es un conjunto de cámaras sepulcrales excavadas en la roca o bajo tierra que comenzaron a realizarse en Egipto en el Imperio Medio pero que alcanzará su esplendor en el Nuevo. Su finalidad era albergar la tumba del faraón.

Contienen distintos sistemas de sostenimiento para evitar el hundimiento de estas colosales construcciones. Destacan las columnas y las pilastras.

Estas tumbas excavadas, se construyeron así, para evitar que fueran saqueadas y profanadas durante las invasiones.

Con el tiempo, este tipo de enterramiento será la construcción preferida por los faraones. Sin duda uno de los mejores ejemplos de templo subterráneo son los speos de Abu Simbel.

Un speo es una edificación funeraria que combina templo e hipogeo.  Abu Simbel se edificó en Nubia (región al sur de Egipto) durante el reinado de Ramsés II. El Templo de Nefertari, conocido también como Templo de Hathor, fue construido bajo el mandato de Ramsés II, como homenaje a su esposa, la reina Nefertari. Éste forma parte del complejo con el primero. El templo de Ramsés II fue construido para conmemorar su victoria en la batalla de Qadesh (1274 a.C.) con la intención de impresionar a los enemigos de fuera y dentro de Egipto.

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Speos o templos de Ramsés II y Nefertari, en Abu Simbel, Egipto.

Se han encontrado varias de estas construcciones en diferentes zonas de Egipto, Irán (Imperio Persa, Nache-Rustem), Jordania (Petra),  Colombia (complejo arqueológico de Tierradentro),  en la India (complejo de Grutas de Ajanta), en Georgia (monasterio medieval de Vardzia), etc.

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Vista panorámica de Nache-Rustem. Irán.

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Tumbas reales, Petra, Jordania.

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Fotografía y levantamiento de un hipogeo troglodita del complejo arqueológico de Tierradentro, Cauca, Colombia.

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Interior y exterior de uno de los templos rupestres del complejo de Ajanta. India.

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El Monasterio de Vardzia (S. XII d.C.) Georgia.

Históricamente, cuando un asentamiento humano se veía afectado por un riesgo geológico, desprendimientos, inundaciones, terremotos,…, era abandonado ocupando un nuevo lugar.

Con el aumento de la población, la necesidad de suelo aumenta, reduciéndose el territorio totalmente seguro. Además las actuaciones humanas son las que crean riesgos que no existían inicialmente, no siendo posible reubicarse en otro lugar. Son éstas las razones por las que aparecen las técnicas de sostenimiento cada vez más evolucionadas relacionadas con la aparición de nuevos materiales y nuevas técnicas.

Los sostenimientos son necesarios allí donde hay una infraestructura o hábitat humano que proteger, es por esto que su uso y evolución está íntimamente ligada al desarrollo de la humanidad como ya hemos indicado.

Históricamente el tipo de materiales utilizado ha dependido del lugar geográfico, aunque se tiene constancia de movimientos comerciales de las sociedades primitivas para conseguir aquellos materiales que no disponían, así como las técnicas de construcción, que también están en relación con el nivel tecnológico alcanzado por estas sociedades.

La creación de la ciudad es uno de los hitos que cabría utilizar como separación entre la humanidad primitiva y la moderna. En el VIII milenio a.C. el descubrimiento de la agricultura y la ganadería supuso el paso de una economía predativa a otra productora de alimentos. Se levantaron poblados cerca de los ríos y allí establecieron sus campos de cultivo y los corrales de los animales domésticos.

Hacia el III milenio a.C. las pequeñas aldeas del Neolítico ya se han transformado en importantes ciudades. Se producen avances técnicos importantes. Por ello, la ciudad debe entenderse como un ente vivo y permanente que ha evolucionado y sigue evolucionando en la actualidad.

El hombre con sus acciones ha ido ganando terreno a la naturaleza y ha conquistado lugares a veces inhóspitos, afectando directamente sobre el medio natural.

Entre las actividades que más afectan directamente a la naturaleza son las infraestructuras de comunicación, carreteras, vías férreas, aeropuertos y puertos, las conducciones de fluidos, gaseoductos, oleoductos, trasvases,…, las instalaciones industriales y las poblaciones. Los aprovechamientos agrícolas, forestales y la ganadería extensiva también tienen una gran afección.

Estas estructuras modifican el terreno que habitualmente está en equilibrio desde el punto de vista geomorfológico. Como consecuencia se produce una aceleración del proceso de erosión e inestabilidades del terreno. Debido a esto, el problema de la inestabilidad de un talud construido o una ladera natural, representa una amenaza para la vida y bienes materiales de la población. Derrumbes, deslizamientos, desprendimientos de rocas… ocurren con frecuencia en zonas habitadas de nuestro planeta. El objetivo de nuestro blog es precisamente explicar la evolución técnica y material de los diferentes sistemas de sostenimiento a lo largo de la historia y dar a conocer diferentes casos de desprendimientos. Pero esto será en entradas posteriores.

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