Antes se construía mejor.

Tradicionalmente se ha escuchado la expresión “antes se construía mejor”, y esto es sin duda resultado de observar las grandes obras que nos han llegado desde la antigüedad y que todavía nos sorprenden. Pero esta reflexión, que en algunos casos es cierta, no es la realidad. Realmente de la antigüedad solamente nos ha llegado aquello que se construyó bien o que ha resistido las agresiones ambientales por estar construido con ciertos materiales o estar preservado de las mismas.

Son muchos los materiales usados por la humanidad a lo largo de la historia, más evolucionados y complejos cada vez. Los materiales más duraderos son los pétreos y en menor medida los metálicos y materiales compuestos, hormigones, adobes y cerámicos.

Ejemplo de esto son las pirámides de piedra de Egipto y Mesoamérica así como gran cantidad de edificios y obras civiles construidos con este material que es sin duda el más duradero de los utilizados. De estas construcciones solamente nos han llegado las partes más resistentes perdiéndose las menos duraderas construidas con cerámicas, maderas y elementos vegetales como las cubiertas, véanse los casos de las cubiertas de templos de piedra como el Partenón en Atenas (Grecia) o Karnak en Egipto, hoy desaparecidas, a diferencia de la del Panteón en Roma (Italia).

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Grabado de las ruinas de Komombo, Egipto, de David Roberts 1838. Y acuarela del templo de Ceres en Paestum, Salerno Italia, de Piranesi, 1775.

Construcciones con elementos metálicos han llegado pocas, ya que hasta épocas recientes, en la Revolución Industrial, no se disponía de la técnica necesaria ni material suficiente para utilizarlo como material principal de construcción. La principal construcción con metales en la historia antigua es el Coloso de Rodas, una escultura de armazón de hierro y exterior de bronce que según las fuentes antiguas guardaba la bocana del puerto de la isla de Rodas.

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Grabado de la recreación idealizada del Coloso de Rodas, en Esbozo de una arquitectura histórica de Johann Bernhard Fischer von Erlach, 1721 (arriba.). Y grabado Plan corte y elevación del puente de hierro fundido construido en Coalsbroockdal atribuido a Agustín de Betancourt, 1784 (abajo.).

La disponibilidad de materiales como la piedra y el metal no solamente está ligado al desarrollo tecnológico sino también a los recursos disponibles en ese momento y ubicación. Por ejemplo en la cultura egipcia se construía tanto con piedra como con materiales pobres como el adobe y madera. De hecho los monumentos más antiguos son de adobe, como las primeras mastabas, que es el tipo de sepulcro más antiguo conocido en Egipto y se consideran antecesoras de las primeras pirámides realizadas en piedra, como por ejemplo la pirámide escalonada de Zoser (2700 a.C.), que es una superposición de mastabas.

Y es que solamente cuando el desarrollo de esa cultura lo permitió, se construyeron los grandes monumentos con piedra, importando incluso rocas de mejor calidad, como granitos, desde cientos de kilómetros de distancia para las partes más importantes como las cámaras funerarias, esculturas y obeliscos. Este mismo razonamiento se puede aplicar a otras grandes culturas como Roma (Italia), América y Asia o en el desarrollo reciente en la edad Moderna y Contemporánea.

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Colosos de Memnón, en Tebas Egipto, de roca cuarcita (izda.). Y Grabado del S. XIX de la estructura de la cámara funeraria de la pirámide de Keops construida con grandes losas de Granito de Asuán (dcha.).

Otro condicionante de los materiales utilizados es la disponibilidad de los mismos. Un claro ejemplo son las culturas desarrolladas en regiones como la costa de Perú y Asia central donde existen grandes extensiones de materiales terrosos, con escasez de rocas, lo que obligó a utilizar el adobe y el ladrillo cerámico como principal elemento de construcción, aunque disponían de los recursos y tecnología suficiente.

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Ruinas de la cuidad de Merv en la Ruta de la seda S. XII, Mary-Turkmenistán (arriba.). Y Mezquita de Tombuctú S. XIV, Mali (abajo.).

Otros materiales como metales, maderas y restos de pieles o huesos, nos han llegado al ser conservados en ambientes que han impedido su degradación, como en climas extremos, desiertos, glaciares o regiones muy frías, o que se han protegido dentro de otros materiales como adobes, tierras o restos vegetales con condiciones anóxicas, turbas y zonas pantanosas.

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Restos del hombre de Tollund S. IV a.C. encontrado en una turbera de silkeborg-Dinamarca. Destaca la conservación del cuerpo momificado, el cuero y la soga vegetal (izda.). Y yelmo de hierro de Gjermundbu – Noruega, S. IX (dcha.).

A veces no es suficiente con usar un buen material, la técnica de construcción también influye mucho. Las construcciones de muros ciclópeos o con buenos aparejos son más resistentes. Es el caso de las construcciones con rocas ciclópeas egipcias, incaicas o griegas, con ejemplos como el templo de Kefrén, Machu Pichu o Micenas.

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Templo de Kefrén (arriba izda.). Fotografía de la Puerta de los leones Micenas, Grecia, 1885, de la Colección de H. Schliemann (arriba dcha.). Y la fortaleza de Sacsayhuaman, S. XV, Cuzco – Perú (abajo.).

Las técnicas de construcción con ladrillos de adobe, con aparejos compactos y sin huecos, así como una gran cantidad de material utilizado, es lo que ha permitido que lleguen hasta nuestros días estas construcciones, a diferencia de los muros de barro o muros sencillos de aparejos irregulares de la mayoría de las construcciones de las población a lo largo de la historia.

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Fotografía del zigurat de Ur de las excavaciones de L- Woolley, 1922 (arriba.). Fotografía de la Ciudad de Bam en Irán tras el terremoto de 2003, véase la diferencia entre el estado de las casas de la población y la fortaleza construido todo con adobe (abajo.).

Se tiene que tener en cuenta que de las siete maravillas de la antigüedad, la Gran Pirámide de Guiza o Gizeh en Egipto, los Jardines colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnaso, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría, solamente nos ha llegado una, las pirámides de Egipto, del resto solo tenemos vestigios o referencias históricas por escritos u obras gráficas. Es aquí donde la historia ha recuperado el conocimiento de las mismas.

Otra causa puramente humana es la destrucción de las “cosas” antiguas para hacer otras nuevas. Se puede ver hoy en día que únicamente se han preservado edificios antiguos en zonas poco desarrolladas y que en ciudades históricas con procesos de expansión y desarrollismos no queda casi nada, “pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión”.

 

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