Más vale prevenir que lamentar.

Últimamente vemos en las noticias catástrofes relacionadas con desastres naturales como el acaecido en la noche del 31 de marzo y la madrugada del 1 de abril de 2017 en el municipio colombiano de Mocoa donde las fuertes lluvias fueron las causantes del desbordamiento de tres ríos generando una avalancha de lodo que provocó la destrucción de todo lo que había a su paso. No podíamos comenzar esta entrada sin hacer una pequeña mención a este pueblo y a este país que está pasando por este momento de duelo tan duro.

En relación a estas catástrofes, destacamos también la que nos ocupa en esta entrada, que tiene que ver con desprendimientos de ladera a veces provocados por la actuación del hombre sobre el medio, a veces debido a causas naturales en las que el hombre no ha sido partícipe y ha sufrido sus consecuencias de manera directa. Todo ello es debido a diferentes tipos de inestabilidades que son las causantes desde una simple caída de roca hasta el deslizamiento de una ladera entera.

Actualmente el avance tecnológico, el conocimiento científico unido al exponencial crecimiento económico ha permitido consolidar el entorno en el que se erigen las obras de infraestructura que nos hacen la vida más cómoda. Todo ello unido a  políticas de planificación y prevención.

Sabemos que la explotación de los recursos naturales se viene produciendo desde el despertar del ser humano y de su interrelación con el medio en el que vivía. La naturaleza era la fuente de todos los bienes, a través de la caza, la recolección y/o la agricultura… el ser humano obtenía todo lo que necesitaba para subsistir, pero también estaban condicionados al lado negativo que a veces ofrecía como son el frio, las lluvias, la sequía, el ataque de animales salvajes,…

Con sus actuaciones, las sociedades humanas han modificado la morfología del terreno. Actualmente el hombre es el que necesita tener el control y «cree» dominar y regular el entorno en el que habita.

Tenemos constancia que los recursos minerales se vienen explotando desde la Prehistoria hasta la actualidad.

La mina más antigua que conocemos datada de hace unos cuarenta y tres mil años es Lion Cavern en Suazilandia, donde el hombre del Paleolítico extraía la hematita, de color rojo, para plasmar su mundo en las pinturas que hoy en día se conservan en los abrigos de las montañas en que se refugiaba, diseminados por diferentes partes de distintos países. Otros minerales de origen natural aprovechados con el mismo propósito son, la calcita con la que obtenían el blanco, de la malaquita el verde, carbón para el negro, cinabrio como bermellón, etc.

También en el Neolítico se explotaron minas de sílex para la fabricación de armas y útiles de uso cotidiano, como hachas que eran muy importantes para la tala de árboles, para construir viviendas y para los trabajos en el campo, característica fundamental de la vida sedentaria. Ejemplo de éstas son las minas neolíticas de Spiennes en Bélgica y las de Grime’s Graves en Gran Bretaña, donde se ha encontrado restos de una persona atrapada por un desprendimiento.

También es destacable el uso de minerales para realizar objetos ornamentales como collares, a partir de la variscita. Este mineral lo encontramos en uno de los yacimientos mineros del Neolítico Medio más importantes de la Península Ibérica, el complejo minero de Gavà, en el Baix Llobregat. Estos antiguos mineros se dedicaban a extraer el mineral en el subsuelo mediante pozos y galerías.

Es muy curioso, porque a pesar de las herramientas tan rudimentarias de que disponía este minero primitivo es admirable cómo mantenían una cierta planificación a la hora de la extracción. Se trataba de ir excavando y, conforme avanzaban, el material extraído lo depositaban en las cámaras antiguas para evitar su hundimiento.  Y decimos que es muy curioso porque parece ser que precisamente ésta fue una de las causas del desprendimiento de montaña de Plurs acaecido en 1618, una excavación descuidada. A parte de otras causas naturales que comentamos a continuación.

En un momento posterior, se da un avance tecnológico muy importante. El hombre comienza a realizar objetos de metal fundido dando así un empuje a la metalurgia del momento.

Mientras Europa Central estaba sumida en una guerra de orden religioso, político e internacional, la Guerra de los Treinta Años, un pequeño pueblo suizo, llamado Plurs, quedaba sepultado para siempre tras el desprendimiento de montaña ocurrido el 4 de septiembre de 1618. Alrededor de 1.000 a 1.200 personas perecieron esa fatídica noche. Hubo solamente de seis a ocho supervivientes, los lugareños que en la noche fatal no estaban en casa o se encontraban alejados de la zona del evento.

En las diferentes fuentes que se han consultado, observamos que las posibles causas del desmoronamiento de la montaña, son tanto de índole natural como humano. Se tiene constancia que agosto fue un mes de fuertes e intensas lluvias, lo que supuso la infiltración del agua en fisuras existentes en las rocas de la montaña. Otra de las causas que se baraja, es la explotación minera, aunque se sabe por la documentación existente, que el origen del desprendimiento tuvo lugar en la zona alta de la montaña, un poco alejado de las extracciones mineras. Pero tampoco podemos desechar la sobreexplotación de la mina como posible causa, pues se sabe que este pequeño pueblo adquirió una gran riqueza y una buena posición en la región debido a la extracción de esteatita. Parece ser que la explotación minera de esteatita era la base de su economía.

Por eso, a veces, la sobreexplotación de los recursos naturales que nos ofrece nuestro planeta, puede ocasionar daños importantes.

El problema empezó a generarse cuando se comenzó a extraer el mineral mediante una excavación descuidada, sin prever las consecuencias posteriores. Se produjo la sobreexplotación de la mina que derivó en un desequilibrio de la morfología donde se hallaba situada.

Se excavaron nuevos túneles sin depositar el material en túneles antiguos que permitieran la estabilidad de la ladera. Incluso las autoridades nunca controlaron la seguridad de estas canteras por lo que durante varios años se crearon fisuras en las rocas provocando inestabilidades en la zona baja de la montaña y se escuchaban ruidos procedentes de las entrañas de la misma, que en un principio no se consideraban amenazantes, pero que sin duda, avisaban de la tragedia que se estaba gestando.

¿Podría haberse evitado esta desgracia? Pues no lo sabemos, porque la fuerza de la naturaleza escapa a nuestro control. Pero quizá sí se hubieran mitigado las consecuencias si se hubieran llevado a cabo unas medidas preventivas para la explotación de la mina, ya que no se hubieran generado más fisuras en la zona baja de la montaña y por tanto no se hubiera contribuido a potenciar más la inestabilidad de la ladera muy perjudicada por las lluvias localizadas en la zona.

Plurs era un antiguo pueblo suizo, italiano hoy, llamado Piuro, situado en la frontera italosuiza. Hoy en día nada recuerda el viejo Plurs, todavía enterrado bajo el deslizamiento de tierra. La zona actualmente se utiliza para el pastoreo y agricultura.

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Matthäus Merian: Plurs antes y después del deslizamiento de tierra. Figura Martin Zeiler, Topographia Helvetiae, 1642/1654 (izq) y fotografia Piuro y cascadas de Acqua Fraggia en Piuro en la actualidad (derecha).

Pero el caso es que este tipo de sucesos sigue pasando hoy día como por ejemplo el reciente deslizamiento del material de desecho de una incontrolada mina de jade sobre un poblado minero ocurrido en Hpakant, en el estado de Kachin, en Birmania, el 22 de noviembre de 2015, que sepultó a unas 90 personas.

hpakant

 

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