¿Sostenimientos?, ¿Qué es eso?

Si recordamos nuestra primera entrada pusimos el acento en la relación existente entre la evolución humana y el desarrollo de los sostenimientos. Pero, ¿qué es un sostenimiento? Y ¿por qué es tan necesario?

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En esta imagen observamos la existencia de dos “palos” que sostienen una roca para evitar su caída… Pero no…, no nos referimos a este tipo de sostenimiento 🙂

Muchos pueblos o ciudades tanto en España como en el resto del mundo, se han construido en torno a laderas o cerca de paredes rocosas potencialmente peligrosas por riesgo de deslizamiento o desprendimientos. Dada la importancia de estos fenómenos, tanto en el diseño como en el mantenimiento de las infraestructuras, se considera necesario analizar los sistemas de sostenimiento existentes desde el punto de vista de su evolución histórica y líneas de futuro observadas. Por tanto, un sostenimiento es una medida de contención y protección adicional que paraliza y/o reduce la velocidad de avance del deslizamiento o desprendimientos.

Aunque estos sistemas se han utilizado desde muy antiguo, es relativamente reciente el desarrollo tecnológico, estando íntimamente ligado a la industrialización. Es por ello que existe un largo periodo del desarrollo humano en que se utilizaron las mismas técnicas y solamente en los últimos tiempos se da una explosión de las mismas, coincidiendo también con el exponencial desarrollo de la población humana más reciente.

En las últimas décadas se viene poniendo el acento en la necesidad de realizar un diseño de las infraestructuras y asentamientos de la población con el menor impacto posible al medio natural y de una manera sostenible a lo largo del tiempo.

Pero uno de los principales impactos de las construcciones humanas es la importante modificación del relieve para adaptarlo a nuestras necesidades. Como causa de ello se producen importantes alteraciones en el medio a corto y largo plazo. Las inestabilidades de taludes es un fenómeno muy complejo y se traduce en una serie de movimientos que han de ser identificados y clasificados adecuadamente.

La selección apropiada de las medidas de sostenimientos de taludes depende en gran medida del conocimiento preciso del tipo de inestabilidad, su velocidad y dimensiones. Una incorrecta apreciación del mecanismo de rotura, puede tener como consecuencia que las soluciones adoptadas para estabilizarla sean ineficaces y a veces, contraproducentes.

Así, distinguimos dos tipos de sostenimiento: el sostenimiento activo, cuya función es la de contener una masa de terreno para evitar la inestabilidad estructural o contener los bloques susceptibles de desprenderse. Los elementos de sostenimiento son una parte integral de la masa rocosa.

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Ejemplo de sistema activo de sostenimiento en taludes rocosos.

Con una sonrisa en los labios podríamos asemejarlo al castigo de Sísifo, que activamente fue condenado a empujar una roca montaña arriba.

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Sísifo. Oleo de Ernesto Blanco. 2009

Y el sostenimiento pasivo cuya función es de interceptar o contener los desprendimientos de rocas para minimizar los daños. Los elementos de sostenimiento son externos a la masa rocosa.

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Galería en Maniva (Trentino-Italia)

Con otra sonrisa, podemos comparar el sostenimiento pasivo al que ejerce el titán Atlas a soportar el peso del cielo.

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El atlas moderno, del escultor Lee Lawrie en el Rockefeller Center de Nueva York.

En Ingeniería Civil muchas de las técnicas de sostenimiento utilizadas en la contención de taludes tienen su origen en otras disciplinas. Tal es el caso de la arquitectura, que a lo largo de la historia ha intentado solventar y contrarrestar los problemas de empujes de los elementos estructurales de una construcción, desde una sencilla choza a la obra actual más puntera. Para ello la evolución técnica y tecnológica a lo largo del tiempo, ha permitido crear elementos de contención cada vez más evolucionados en relación al desarrollo de los materiales y de las técnicas constructivas.

Así los muros, pilastras y contrafuertes construidos con materiales como la piedra y el ladrillo son algunos de los sistemas de sostenimiento más antiguos que conocemos. Estos elementos han evolucionado de una manera u otra para hacer que las edificaciones perduren en el tiempo.

Los muros son elementos constructivos que sirven para contener, delimitar o como cerramiento de un espacio. Por regla general, los muros funcionan como sostenimiento activo, como en los ejemplos que mostramos a continuación, uno de los más conocidos es el Muro de las lamentaciones, de Jerusalén, que es un muro de gravedad que conforma la también famosa Explanada de las mezquitas y otro mucho más desconocido es el muro de apeo del Castillo Qalaat Jaaber, Siria S. XI-XIV, que sostiene, protege y forma parte de la defensa del mismo.

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Muro de Las Lamentaciones, Jerusalén, muro de gravedad construido con bloques de piedra que sostiene la Explanada de las Mezquitas.

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Castillo Qalaat Jaaber, Siria S. XI-XIV. Se construyeron las murallas excavando los paños verticales en el terreno, que al ser muy erosionable requirió la construcción de diversos muros de apeo.

Un muro también puede funcionar como sostenimiento pasivo cuando se construye exento de la ladera que necesita contención o es necesario protegerse. Su principal función es interceptar o contener los desprendimientos de rocas para minimizar los daños o proteger un elemento concreto. Esta función no tiene uso en contención de deslizamientos de terreno, aunque sí tiene una función de protección.

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Protección de una construcción mediante un muro de protección de los desprendimientos rocosos procedentes de la ladera rocosa en el estribo de la margen derecha de la presa de Alarcón, río Cabriel, Cuenca. España.

Las pilastras funcionan tanto como un elemento estructural como decorativo. Si nos encontramos con el primer caso, es decir, con una función estructural, la labor de la pilastra es reforzar el muro al que va adosada. Por tanto su función es de sostenimiento activo. Aplicadas en una ladera pueden ejercer la misma función.

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Santa María del Naranco, Oviedo, España, véase las pilastras de sección cuadrada en el muro exterior.

El contrafuerte es un elemento arquitectónico cuya finalidad consiste en reforzar el muro al que va adosado. Por tanto, los contrafuertes fortalecen el muro y reparten los empujes proporcionando una mayor estabilidad. Funcionan también como sostenimiento activo.

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Fotografías aéreas del zigurat de Ur en Mesopotamia, antes y después de la reconstrucción. Véanse los contrafuertes adosados a los muros.

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Contrafuertes adosados a la ladera en el Aprovechamiento hidroeléctricos Cortes-La Muela, Cortes de Pallás, Valencia, España.

En ocasiones el sostenimiento de una roca parece provenir de origen divino y/o sobrenatural como es el caso de la Roca Grossa de Vilafamés, (Castellón), España. En este núcleo urbano de origen muy posiblemente musulmán, aunque diversos pueblos se instalaron en este enclave desde la antigüedad, parece increíble que esta enorme roca no se deslice por la inclinada pendiente en la que reposa y sin embargo mantenga el equilibrio de esta manera a pesar de su gran tamaño y su considerable peso.

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Roca Grossa. Fuente: @valenciabonita.es

Pero aunque no dispone de ningún tipo de sostenimiento, su sujeción no es divina, sino terrenal, explicado a partir del rozamiento. Continuará…

 

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